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Algunos
de mis poemas
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Por
j. mariano seral
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Virginia Monzón Calvo- Poema j. mariano seral |
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y Poema j. mariano seral |
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Virginia Monzón Calvo- Poema j. mariano seral |
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Virginia Monzón Calvo- Poema j. mariano seral
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Virginia Monzón Calvo- Poema j. mariano seral |
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Virginia Monzón Calvo- Poema j. mariano seral |
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Virginia Monzón Calvo- Poema j. mariano seral |
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Virginia Monzón Calvo- Poema j. mariano seral |
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RIO ASTÓN EN LOARRE j. mariano seral
Desnudo queda el chopo
despojado de su hoja por el otoño,
mustias quedan sus ramas blancas,
hoja ya dorada adormecida yace en la orilla
queriendo escuchar del río su melodía
pacientemente en compás de espera se arremolina.
Sopla la suave brisa
haciendo sonar la lira
entre hoja y hoja mientras se balancea,
emprende su vuelo de pajarillo
sobre el agua ligera como una pluma se posa
navega como un barquito chiquitito,
atraca en el muelle de la orilla
entre hoja y hoja
escuchando el cascabeleo del río
que en otoño ríe,
esperando que el río se envalentone
para volver a navegar
de río en río
soñando llegar a la mar.
j. mariano seral
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LA NIEBLA j. mariano seral
Nube blanca
densa yace en la tierra baja
emborronando el horizonte,
del sol oculta su sonrisa
asomándose temeroso tras la cortina de la ventana,
va y viene
con sandalia de cristal,
bajo el aliento de la fría noche
viste pacientemente la vegetación
desde el árbol mustio y seco
al frondoso abeto
con fino guante albino cristalino,
tu mirada admira la belleza
del gélido paisaje
de fino atavío.
En la calma del viento
en la debilidad del sol
halla perpetua morada,
susurro gélido en tu mejilla
enrojece tu nariz
petrifica tu oreja,
acalla tus labios en el blanco vaho.
Desde la altanera montaña
navega tu mirar en la mar blanca.
j. mariano seral
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LA RECOGIDA DE LA OLIVA j. mariano seral
Oliva verde,
oliva carmesí,
oliva azabache,
la helada te dejo acurrucada
entre hoja y hoja,
bajo el tibio sol brillas
como estrella en la noche,
en tu corazón oro dorado.
Olivas en ramillete,
millares de olivas en el olivo abigarradas,
la rama dócil corva,
caerá la última oliva anónima
tras rodar en la malla
el saco llena.
Fragancia a aceite en el olivar
entre orondos troncos centenarios
que vieron pasar generación tras generación
tornándose en tradición
la recogida de la oliva.
j. mariano seral
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DONDE ECHAR RAICES- j. mariano seral
Siempre me gusta pasear por aquí ó por allá,
leyendo la poesía que la escena del día a día
de forma improvisada cocina,
poesía con sabor, con esencia, con enjundia.
Miras en tu entorno
sin salir de la ciudad,
el retrato te sorprende,
rompe el molde de la lógica
que asocia la olla con la buena cocina
desprendiendo aromas de manjares para el paladar,
hoy respiras fragancia de poesía para tu intelecto.
Para echar raíces
necesitas tierra,
da igual contenida en maceta
en vasija, en cubo, en cuezo
ó en una olla industrial.
Se levanta la tapa
al hervir la vida del cactus
en busca de la calidez del sol,
el refrigerio de la lluvia
que sacia la parquedad de su sed.
Una sonrisa en tu mirada
al ver la olla vieja y tullida
dar vida al ser reutilizada.
j. mariano seral
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MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES j. mariano seral
Cuando el mes de octubre llega
la hoja amarillea en la noguera
la nuez madura,
su verde cáscara
se torna parda.
De la recogida del fruto es hora,
miras sus altaneras copas,
que buscan el abrazo con el cielo azulado,
sus ramas vareas,
las nueces se desprenden
siguiendo la ley gravitatoria,
lluvia sonora de esferas
cual mano en timbal
melodía de percusión,
se reverbera el eco de madera,
siendo decenas
representan sus ecos centenas,
golpecillos de percusión
de las esferas del fruto
sobre el tronco del nogal,
ecos en su viajar de rama en rama,
ecos sobre la hoja dorada
ya en el suelo posada,
quieres llenar el saco con bemoles de sonido
mas llenas solamente un cubo con el fruto,
entonces te dices mucho ruido
y pocas nueces.
j. mariano seral
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ALTRUISTA
O EGOISTA j. mariano seral
Rima altruista
con egoísta
siendo polos opuestos,
también rima con narcisista.
El altruista es el oro de la sociedad
oro oculto tras la modestia del anonimato,
es la fragua de una sociedad justa,
metal noble difícil de hallar,
sus mano siempre tendida
en su corazón una sonrisa
en su alma bondad.
Cuando tu rodilla se quiebra
es el báculo que te sustenta
sin esperar trueque,
ves en su pupila riqueza de valores.
El egoísta lleva ante su tez un espejo con orejeras
que sólo le deja ver su propio yo,
el altruista de mirada diáfana
en su retina se proyecta el pronombre tú.
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POMPAS DE JABON Por J. Mariano Seral
Bocanadas de sonrisas
en los labios de infancia,
soplan suave brisa
tras aros de jabón
tornándose en esferas de cristal,
glamorosas pompas de jabón
como oropeles en carnaval brillan,
frágiles y efímeras
vuelan se abrazan,
en exclamación estallan
acariciando tu suave piel,
roban el antifaz de la luz blanca
dejando al descubierto el colorista iris,
matemática, física, química y alegría
encierran porciones de aire
en ramillete de pompas de jabón.
Moléculas que se abrazan
consumiendo la superficie corva
J. Mariano Seral
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SOLARES- Huesca - Calle Quinto Sertorio (cerca del Ayuntamiento).
Edificios envejecidos
esqueletos carcomidos
ceden al tiempo solares vacíos,
dejando en el aire locuaces azulejos
de una vida reflejos
de una vida destellos.
Arte que el espacio engalana,
tiñe con una sonrisa la fachada.
Arte en la pared vetusta,
ayer anciana y marchita
hoy maquillada rejuvenecida,
ayer en su tez lágrima polvorienta hoy sonrisa,
vestida con cutícula de alegría,
lienzo que borra la casa desmoronada,
arrancando una sonrisa de tu semblante
al pasear por delante.
J. Mariano Seral
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LA SIEGA J. Mariano Seral
Calienta el sol
la piel ateza,
la espiga corva ya dorada,
la suave brisa las mece
entonando melodía de siega,
chirría la cigarra.
Va y viene la cosechadora
con su guadaña mecánica,
devorando la mies dorada,
en sus entrañas el cedazo
que separa el grano de la paja.
Se detiene la cosechadora
mana abundante grano
que colma los ciclópeos remolques.
Líneas paralelas de paja
dibujando carreras en la campiña,
crepita el rastrojo bajo tus huellas,
respiras fragancia de mies.
En tu retina ves la hoz y guadaña de antaño,
en tu pupila el campo mecanizado.
J. Mariano Seral
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Huesca y sus avenidas J. mariano seral
Frente a los bruñidos raíles de la estación
belleza en la seriación y alineación,
belleza en el juego de colorido
suelo alfombrado de azabache, verde, malva, albino…,
millares de pétalos violetas
dejaron alineadas testas,
en ramilletes oblicuos,
en ramilletes erguidos,
entre el recalentado plano de asfalto azabache
en el que el vehículo sortea el bache,
entre planos de asfalto glauco
en el que das pedaladas de salud,
entre oblongas albinas aceras
por las que paseas,
ribeteadas por verde césped.
Líneas rectas,
líneas paralelas,
en el horizonte se besan
entre perdidas simetrías,
en la noche bajo la tenue luz del fanal
colorido que en el horizonte se funde.
J. Mariano Seral
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EL ARADO Y LA PIEDRA DE MOLER OLIVAS (J. Mariano Seral)
Huérfano de mula quedó el arado,
respirando aires del siglo pasado,
en la fragua fue engendrado,
hoy ya no labra surco corvo ni recto
entre tierras alomadas y pardas,
hoy escribe líneas de historia
entre páginas blancas,
recitando la historia de un pueblo labrador,
se borraron las huellas de herraduras,
se borraron las huellas de abarcas
dejando surcos de recuerdos en la memoria.
Azuza el labrador a la mula,
mula que tira del braban,
braban que deja surco en al tierra,
tierra que emana fragancia a tierra arada.
Tierra sazonada, tierra temperosa,
tierra seca
que escupe la reja.
Gira la mula, gira la piedra
sobre la oliva azabache,
mana el oro líquido por la regaifa,
se respira aroma a oro líquido,
moliste el fruto de millares de olivos
hoy ya sólo quedan unos cientos.
Por J. Mariano Seral
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EL OLIVAR (j. mariano seral)
El olivar con las aguas mil de abril
entre florecillas amarillas verdeaba.
Olivos centenarios
que vieron pasar generación
tras generación,
retuercen sus troncos grisáceos,
en alguna ocasión en el silencio del olvido,
hienden sus raíces en tierras pardas,
queriendo extraer el dorado líquido,
de las entrañas de la tierra.
Flor blanca en primavera,
oliva verde en verano,
oliva azabache en inverno.
Canturrean los pajarillos,
entre los renuevos del olivar.
Aroma a aceite
cuando cae la última hoja del calendario.
Blande el cierzo las copas,
muestra el envés de las hojas,
dibujando en el aire olas
blanquecinas y verdes.
Viste pasar la mula a tus pies,
viste pasar el tractor a tus pies,
olivar que perdiste tu dominio
frente al dorado cereal,
que corva su cabeza más endeble, más débil.
En la orilla rojo de la amapola
en la ribera amarillo de la aliaga,
azul del romero,
verde de los alcaceles,
que bonito está el campo en primavera.
Vuela la paloma picassiana en el lienzo,
con una rama de olivo
en el pico,
en su metáfora de la paz.
…
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PASEANDO
POR EL CAMPO (J. Mariano Seral)
Bajo el cielo azul
trigo verde,
bajo el cielo azul
trigo que se torna dorado
sobre el campo alomado.
Millares de espigas erguidas
en disciplinada formación alineadas,
mecidas por la suave brisa matinal
dibujan olas de viento,
olas que rompen en el ribazo,
en efímero abrazo
con la amapola grana que en el camino se orilla.
Bajo el cielo azul……
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AMAPOLA
(J. Mariano Seral)
Roja amapola,
suave como la seda
de colorista testa escarlata,
de verde tallo endeble,
su frágil belleza yergue,
el viento su testa mece,
entre los glaucos alcaceles resplandece,
en los caminos humilde se orilla,
ante la mirada de tu pupila,
cuatro pétalos ondean con la brisa,
en su interior la vida de su semilla,
ribeteada de cruz azabache.
Para el poeta es la flor
que en la primavera entrada,
el campo engalana,
con su tenue sonrisa,
su nombre poético
contiene el verbo ama.
El lienzo alegra,
con su colorido grana,
el campo sonríe,
con su sonrisa de amapola.
J. Mariano Seral
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LA
ALBERCA DE CORTES (J. Mariano Seral)
Abres un libro y lees una historia,
tu mente recrea las vivencias,
sales al campo y lees poesía viva,
poesía en movimiento con esencia,
poesía con corcheas de primavera.
Sosiego de cristalinas aguas del Isuela
que se remansan en la Alberca,
espejo azul del paisaje colindante
destellos del sol sobre las olas,
en la orilla se atusa la amapola roja,
revolotea la mariposa,
sobre la flor blanca se posa,
se respira fragancia a néctar,
sordo susurro del zumbido de la abeja
que melifica en busca de la flor amarilla,
en busca de la flor blanca,
cascabelea la espadaña,
ecos del ánade y su parpar,
ecos del crotorar de la cigüeña,
croa la rana
entre el carrizal resuena.
Sopla la brisa,
rompe la ola en la orilla.
Asoma por la rendija
tomando el sol la lagartija.
Por J. Mariano Seral
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A
MI PADRE
Cuando el almendro florecía
y el sementero verdeaba,
con la Sierra todavía blanca,
en una fría mañana,
emprendiste el último viaje,
de ligero equipaje,
sin billete de retorno,
billete que la vejez te entregó.
Triste mi alma se quedó,
una lágrima en mi corazón,
en mi retina hoy quise dibujar la tez de antaño,
de tantas horas juntos laboreando en el campo,
en la gélida mañana entre los centenarios olivos,
en la florida primavera entre almendros,
al amanecer respirando aroma a tierra recién arada,
en el caduco otoño sembrando en el surco la semilla,
recuerdo el esbozo de una sonrisa al ver la espiga corvada ya dorada,
mecida por la suave brisa
cuando se acercaba la siega,
recuerdo respirar el aroma a aceite
en el olivar con la oliva ya azabache,
recuerdo recoger orondas pomas
mientras el aromático membrillo
se tornaba amarillo,
frente a la barriguda pera,
recuerdo el sonido campanil
del rebaño tras la estela polvorienta,
del balido del cordero recién nacido.
Volví a mirar atrás
recordé que estudiaste en la universidad de la vida,
donde las manos se encallecen,
se ateza la tez,
y el lomo se endurece,
donde aprendiste los valores del bien,
donde aprendiste los valores de lo justo,
donde aprendiste cual era el buen camino,
donde aprendiste los valores de la rectitud,
donde aprendiste lo que es correcto,
yo estudié en la universidad del papel,
más mucho tuve que aprender de ti,
tras años de estudio entre hojas de libros emborronadas
vi que tales valores allí no se hallaban.
El campo fue tu vida
la savia que hizo latir tu corazón,
el aire que respiró tu alma,
y que te hacía sonreír cada día al alba.
Levanto la testa,
miro al cielo añil,
y veo reverberarse tu alma
que siempre fue bondadosa.
Hoy busco la aguja del tictac
que el jirón del dolor remienda.
J. Mariano Serall
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LA
FUENTE DE LAS MUSAS EN HUESCA J. Mariano seral
Pequeños surtidores de melodía,
haciendo corrillo entorno a las musas altivas,
lanzando al aire alegría,
que entra por la cancela de la pupila,
sosegando el alma,
el corazón amansa.
Agua al aire que rompe con su copla,
aplaudiendo al caer,
cascabeleo de agua rota al atardecer.
Agua sensual
que resbala por el metal,
que al sol brilla,
y a la tristeza humilla,
mientras ríe la fuente.
Ninfas tras la cortina de cristal
se desnuda la alegoría,
de sirenas y ninfas,
susurrando poesía.
Savia que da vida a lo inerte,
retrato de una plaza alegre.
Sentado en un banco de conversación,
al arrullo de la paloma blanca,
al arrullo de la fontana,
contemplo las sirenas con sus ánforas,
a las musas con su lira….
J. Mariano Seral
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21
de Septiembre día mundial del Alzheimer
EL ÚLTIMO VIAJE HACIA EL OLVIDO
Estos días azules y este sol de infancia,
alegraban su corazón herido y su triste alma,
sus ojos brillaban en la sonrisa del semblante,
su tez curtida por el paso de los años,
sus manos encallecidas por el arduo trabajo,
manos que se aferraban al sustento del báculo,
su lánguida mirada recorría el horizonte añil,
buscando los recuerdos perdidos,
sus pensamientos ligeros de equipaje,
en un viaje sin retorno viajaron a la infancia,
vocablos entrelazados en la incoherencia,
los recuerdos se iban desvaneciendo,
se fundían como la blanca nieve en primavera,
ya apenas recordaba el nombre de sus hijos,
ya apenas recordaba donde se hallaba su morada,
ya apenas recordaba el semblante de su esposa,
ya apenas recordaba el nombre de los anónimos objetos.
Retratos de la divina juventud que se fueron borrando,
mente marchita que abandona a su efímero cuerpo,
mente marchita como flor en el gélido invierno,
mente fatigada que se desprende de sus conocimientos,
mente sumida en la vacía sombra del cruel olvido.
Ojos locuaces y labios enmudecidos,
cuerpo que se degrada en su longevidad,
dolor de un anciano esqueleto carcomido,
se aproxima el último viaje sin equipaje, sin recuerdos,
cuerpo y mente que se rebelaban a la esclavil coherencia,
mente que se subleva a la razón,
llanto de infancia de la mente vetusta,
una lágrima fugaz que recorre la mejilla,
sueño desvelado en la triste oscura noche.
Alma alegre de una vida vivida,
alma alegre de la última meta ignota,
cuna y sepulcro separados por la vida,
rostro atezado dolorido bajo el cielo azul,
rostro atezado sonriente bajo el cielo azul,
la edad corvaba su espalda al igual que la fragua el frío hierro.
Pasaba las horas contemplando la vacía sombra,
pasaba las horas buscando los recuerdos arrebatados,
dormitaba en el silencio de su mente,
despertaba salmodiando una letanía,
con sus tristes ojos buscaba el fugaz saludo,
su hija le atusaba su plateado cabello,
palabras de cariño le reconfortaban el alma.
Por J. Mariano Seral
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LA
CASA DE LAS NOVELAS (J. Mariano Seral)
La Casa de las Novelas la puerta cerraba,
tras cuarenta y cinco años de singladura,
la fría noticia en el yunque de mi oído repicaba,
un sentimiento de melancolía
durante unos instantes me carcomía....
A sabiendas que era cierta la noticia,
mi pensar incrédulo bajo escudo se resistía.
Al corazón de la ciudad con pasos ligeros acudía,
en la calle San Orencio me detenía,
el marchito escaparate contemplaba,
tras los límpidos cristales, opaco papel de embalar,
tras la penumbra del cegado escaparate vacías estanterías,
desposeídas de abigarrados lomos alineados de libros.
Con retratos mi memoria me obsequió,
bosquejando fugazmente en la retina
las coloristas flores que florecían en albino papel emanando
suave fragancia,
el murmullo de los libros entre sus emborronadas hojas me pareció
escuchar.
Imagen de un alegre escaparate con su mosaico de historias,
repleto de risas, lágrimas, sueños, en la novela
viva,
con sus bibliografías de fotografía
amantes con la pupila,
donde el lince galopa y la mariposa vuela.
Vagos recuerdos de infancia,
tez sonrosada de la sonriente muñeca,
ilusión de juguetes por navidad.
Las novedades escudriñaba tras mi reflejo en el cristal.
Me alegraba por Elena,
aun siendo cliente anónimo para ella.
El barco había navegado durante años,
por ríos de turquesa tinta,
por mares de vocales,
por océanos de consonantes,
a buen puerto había arribado,
tiempos de calma, tiempos de mar enarbolado,
ahora llegaba el merecido descanso.
Por. José Mariano Seral.
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11
DE SEPTIEMBRE
Despierta el instinto irracional,
por debajo del actuar animal,
que sólo empuña la daga
para saciar su voracidad,
ausentado el sentido racional,
su intelecto al servicio del mal,
la barbarie en el cielo blande,
empuñando el afilado sable,
bajo seudónimo inteligencia sinrazón,
en busca de las altaneras torres,
en su corazón hiende la rusiente daga
con herida mortal,
sangra flamígera llama,
entre humeantes bocanadas,
el esqueleto se debilita,
las fornidas torres se desmoronan,
tras la estela polvorienta,
la desolación reina,
suena la triste melodía,
de la hiriente algarabía,
un gélido escalofrío te paraliza,
al ver el macabro retrato en tu pupila.
Frío escombro,
se torna en sepulcro.
Deja herida el alma,
de la esencia humana,
se siente indignada,
al ver la inteligencia
a la maldad rendir pleitesía.
Rosas bajo lluvia de lágrimas.
Heridas que sangran
en los libros de por vida.
Por. José Mariano Seral.
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LOS
GIRASOLES
Áureo girasol,
que miras al sol,
al campo das vivo colorido cálido,
resplandece el campo como un sol,
con tu vigorosa aura amarilla,
en la distancia la pupila encandila,
en la cercanía el mirar cautiva.
Se abigarra tu semilla,
en la proporción áurea
de la fría matemática.
Van Gogh en sus cuadros,
su visión plasmó,
amarillos girasoles
en bonitos jarrones.
La mitología griega narra,
Clytie ninfa del agua,
de Apolo enamorada,
se tornó en girasol,
hoy su amor no ha olvidado,
y con su mirar enamorado,
añorándolo sigue al dorado sol.
Por J. Mariano Seral
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CABEZO
DE GUARA
Grisácea roca lamida por la lluvia,
caliza por el hielo resquebrajada,
bajo los pies afiladas cuchillas,
plomiza piedra rígida al mirar,
dócil ante la climatología,
...el sol la alarga,
el frío la angosta,
hasta que su cuerpo estalla.
Bella escultura abstracta,
del cincel de la naturaleza.
Vertiginoso acantilado al Alcanadre,
temor se quiebre la volandera cornisa,
pétreo paisaje esculpido por el martillear del agua,
que embiste, pule, lame, corroe, cincela, burila,
estratos que se corvaron en la Sierra Lupera,
al igual que el hierro en la fragua,
anticlinal que ilustra bibliografías de geología.
Roca caliza horadara,
entre el erizón amalgamada,
pinceladas verdes, pinceladas grisáceas.
Por J. Mariano Seral
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IBIRQUE(Huesca)
Por J. Mariano seral
No llores más por mí
susurra el derruido caserío,
no estés en vilo por mí
susurra el maltrecho campanario,
mi pesar se mitigó
...al saber que te vas
en busca de una vida mejor,
en tu maleta te llevas recuerdos,
añoro la conversación en la cadiera,
añoro la conversación en la solanera,
comentando si mañana escampará
o si el cielo se cubrirá y lloverá,
añoro el paso del blanco rebaño
con las primeras luces del alba.
Con la marcha del último morador
se fue el alma del pueblo,
se silenció la algarabía de los niños
tras la lenta agonía de la despoblación.
La tristeza de la soledad
desmorona tus tejados,
desmorona tus muros,
muros derruidos que se hermanan
con el espino abrazo de la zarza.
Entre las muertas huertas
el barranco de Orlato toma vida.
Por J. Mariano Seral
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EL
OTOÑO,- Por J. Mariano Seral
El sol doblegado se amansa,
se demoran los destellos al alba,
la luna argentada se adelanta,
en el día mortecino que se acorta,
mientras el paisaje caduco se dora,
en el campo adormecido,
entre el barbecho aterecido.
Ya arriba el otoño,
con su traje de oro,
dorados oropeles en su bolsillo,
en su mano pincel de tonos cálidos,
bemoles de viento en sus labios,
con báculo de hierro por el camino,
zarandeando el arbolado,
dejando el suelo alfombrado.
Monótona partitura de hoja seca,
al compás del remolino revolotea,
bajo el añil cielo se eleva.
Tonos cárdenos del viñedo,
la chopera se tizna de amarillento,
tierra desnuda parda de labor.
Va y viene el labrador,
el trigo con su mano sembrando,
mientras va llorando,
y al cielo mirando,
deseando que sea un buen año.
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EPLAZA
LÓPEZ ALLÚE
Bajo seudónimo, Plaza del Mercado,
en la memoria del oscense retrato de abasto.
En el contemplar espacio diáfano
entre el metálico bolardo y bolardo,
divergen el largo y el ancho.
Ribete de porche de bonitos arcos,
tonos blancos,
tonos pardos,
tonos rosados
le dan cromatismo,
adquiriendo aspecto clásico,
bosquejando un lienzo romántico,
realzando el casco histórico.
Permanece el clásico comercio,
La Confianza tienda de ultramarinos,
desde 1.817 revela tradición,
una visita al museo pedagógico,
para el viajero la oficina de Turismo.
En San Lorenzo, de Huesca suena el himno,
el colorista dance en la retina,
notas en el pentagrama en la noche entrada,
durante el día la viva melodía
de los niños y su algarabía.
Viaje al pasado
decorado medieval en el mercado.
A Luis María López Allué dedicada,
su ilustre figura no quede olvidada,
letrado, escritor, articulista,
embebido por la actividad social y política,
entre escritos llevó la batuta del diario de Huesca,
se saludo con la alcaldía,
de su pluma prosa, verso, narrativa.
J. Mariano Seral
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LA
PAJARITAS (J. Mariano Seral)
Engalanado el paseo en primavera
de veste verde con pajaritas blancas,
en otoño con su traje de oro
sigue acicalado con sus pajaritas,
al igual que el resto del año
permanece vestido de gala.
Entre el susurro de las fuentes,
entre bancos de conversación,
confidentes de los enamorados y su declaración.
Ente la corva sombra de la vegetación,
plasmó Ramón Acín su ingenio,
fruto de la fragua de su creatividad.
Pliegues de la esbelta belleza de la mano del artista,
que despliegan la admiración,
no son de plata ni oro,
mas brilla en la ciudad su símbolo.
Cuerpo de férreo blanco metal,
elevadas sobre verde pedestal,
permanecen erguidas,
dos pajaritas en sus juegos de simetría,
con sus testas altivas,
sin tener pupila se admiran,
te preguntas ¿de qué hablarán?
sin tener expresión el lugar alegran,
con su silueta sencilla.
Trazos rectos en los pliegues
bajo la línea de la sencillez,
que le da brillantez.
Gravoso hierro que el ligero papel imita
en el arte de la papiroflexia,
siendo chapas en el armazón de la geometría
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