PEDRUEL A ORILLAS DEL ALCANADRE
 


 
 
 
Saliendo desde Huesca tomamos la N-240, una vez rebasado Angües y el río Alcanadre, seguimos el desvío dirección Abiego, tras pasar esta localidad nos dirigimos a Bierge, desde esta población tomamos el vial dirección Rodellar, entre esta última localidad y Las Almunias de Rodellar estaremos atentos a un desvío que baja con pronunciada pendiente hasta las inmediaciones del cauce del río Alcanadre, lugar donde hay un camping. En este punto se emplaza un bonito puente de un arco de medio punto, la parte inferior de los estribos de sillería, tiene pretil, tablero empedrado, a dos aguas con el típico lomo de asno, apartadero en las dos vertientes.
Como toda excursión es necesario llevar la ropa adecuada, botas, agua, ser conscientes de nuestras condiciones físicas, no ir solos, llevar móvil, mapa, ser respetuoso con la naturaleza, etc.



   
Seguimos por la senda paralela al río, en algún tramo bordeada por grises muros de cantos rodados, nos acercamos hasta los vestigios de un viejo puente, sólo queda el estribo de mampostería y un pilar central, debido a las fuertes embestidas del río cuando baja enfurecido se ha ido escorando, se aprecia claramente su base de sillería, la erosión lo ha deteriorado, citamos a Adolfo Castán- Lugares del Alto Aragón: “queda un machón y una pila de sillería con tajamar triangular”.
 



   
 
Unos metros más abajo se emplaza las pasarelas, una serie de grandes losas hincadas equidistantemente en el lecho del cauce servían para cruzar el río sin mojarse, en la actualidad las han incrustado en unos bloques de hormigón para evitar que el río las arrastre.



   
Un solitario molino, engullido por la maleza, sumido en el silencio y en el olvido, atrás quedo el bullicio de las gentes en su ir con el dorado trigo y en su venir con la blanca harina, nos acercamos hasta él, tejado semiderruido, el cárcavo la tupida vegetación lo oculta al visitante, el edificio se desmorona añorando tiempos pasados.
 



   
 

Seguimos por la pista hasta llegar a la ermita de nuestra Señora de la Trinidad, según la mesa de interpretación próxima a la ermita, Pedruel, Las Almunias y San Saturnino comparten su propiedad. Dicha ermita está situada sobre un pétreo altozano bordeado por el río Alcanadre, es de planta rectangular, paredes de mampostería, puerta de entrada al oeste, jambas de sillería, branquil, en el muro sur en las esquinas tiene robustos contrafuertes, tejado a dos aguas, de teja árabe.
 
   
Nos dirigimos al caserío de Pedruel, presenta un aspecto remozado y cuidado, numerosas casas restauradas.
   
La Iglesia situada a la salida del pueblo, citamos a Adolfo Castán - lugares del Alto Aragón: “Parroquial popular unida a torre achatada y maciza que incluye aspilleras del s. XVI.”, anexo se sitúa el camposanto, es necesario cruzarlo para acceder al campanario.
   
Tras realizar un recorrido entre el caserío de Pedruel, tomamos rumbo sur con la intención de llegar hasta las inmediaciones del Castillo de Naya, desde la pista tenemos una preciosa panorámica del pequeño valle.
   
El alegre río Alcanadre va ganando profundidad encajonandose entre la roca, sus aguas buscan la soledad en la Peonera.
   
Las aguas de la fuente la Güega se remansan en una balsa de mampostería.
   
Llegamos a las inmediaciones del Castillo de Naya los restos de dicho castillo se emplazan sobre una lengua rocosa rodeada de un encinar, al estar sobre un espolón, la pétrea pared era el primer muro natural defensivo, el cual impide acceder a la planicie, consultamos el libro torres y castillos del Alto Aragón de Adolfo Castán: “Los escasos vestigios del castillo yacen sobre una imponente torre de conglomerado cuya cima no es posible alcanzar sin intervención de escaladores. La cúspide es amesetada y en una esquina se amontonan unos cuantos sillares de correcto escuadrado y trabajo”.
   
En su entorno próximo persisten al paso del tiempo dos cajicos de grandes dimensiones, consultamos el libro árboles notables de la provincia de Huesca de Mario Sanz y Santiago Agón: Altura 22 m, circunferencia en la base 8 m, el segundo cajico tiene una altura de de 20 m. También en este lugar se emplaza la paridera de Oliván, con caseta para el pastor, interior ahumado a pesar de tener en la techumbre una pequeña chimenea, paredes de mampostería, cubiertos de teja árabe. Al otro lado de la pista entre carrascas y vegetación se mimetizan numerosos muros de piedra seca semiderruidos así como los restos de unos cubiertos, son bien visibles fragmentos de tejas y maderos entre las rocas.

Centenarios cajicos y carrascas de fornidos troncos,
aguas del Alcanadre que se encajonan en la Peonera buscando el retiro al pie del eremitorio de San Martín,
silencio roto por la melodía entonada por el río Alcanadre,
silencio roto por el rebaño que pasta en los verdes campos,
puentes y pasarelas que unen orillas,
acercando a los moradores de los pueblos,
tierras fértiles,
tierras teñidas de vigoroso verde,
tierras fructíferas regadas por las cristalinas aguas del alcanadre.
Artículo en el Diario del AltoAragón 06/06/10
 
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ww.marianoseral.com j. Mariano Seral