DIARIO DEL ALTOARAGÓN
Domingo, 3 de octubre del 2010
Por J. Mariano Seral
POR TIERRAS DE NOCITO
 
La gran belleza del pequeño valle de Nocito permanece oculta tras los grisáceos escarpes de la vertiente norte de la Sierra Guara, pequeño valle surcado por las cristalinas aguas del río Guatizalema, aguas que saciaban la sed de las fructíferas huertas, aguas que hacían girar las muelas de los molinos de Ortas en antaño. Valle que se tiñe de vigoroso verde en la alegre primavera, valle que se tiñe de la pureza del blanco níveo en el gélido invierno, valle conocido por las gestas de San Urbez, abogado de la lluvia pastor de su fiel rebaño, valle que sufrió el llanto de la despoblación, valle que recobra el esbozo de una sonrisa con el retorno estival del gentío en busca de la tranquilidad de la naturaleza.
Nosotros en la excursión de hoy establecemos como punto de partida Huesca, tomamos la autovía A-23. Pasaremos por Arguis, seguimos por la N-330 hasta al túnel de la Manzanera, punto en el cual tomamos un desvío a mano derecha, vial que transita por Belsué, Lúsera, y la pardina de Orlato, una vez que rebasamos dicha pardina ante nuestra mirada se dibuja una retícula de pequeñas parcelas que rodean el caserío de Nocito, así como la trayectoria del río delimitada por la exuberante vegetación. En primer lugar realizaremos un recorrido por su caserío, dividido por las cristalinas aguas del Guatizalema en dos barrios San Juan y San Pedro, y unidos por un bonito puente de tipología medieval, de dos ojos, en los cuales son visibles 2 mechinales en cada estribo y en el pilar central, pequeña tajamar central, tablero empedrado a dos aguas, apartadero en las dos vertientes. Las viviendas de piedra, todavía es visible algún tejado de losas, puertas de entrada adinteladas y bajo arco de medio punto, chimeneas troncocónicas.
Nos acercamos hasta la iglesia de San Juan del S.XVIII, consultamos la página web del patrimonio cultural aragonés www.sipca.es: “Edificio construido en sillarejo y lajas de piedra. Posee una única nave en cuatro tramos, con capillas laterales, rectangulares. La nave se cubre con bóveda de cañón con lunetos y la cabecera con bóveda semiesférica.”
La puerta de entrada bajo arco de medio punto protegida por un pórtico abierto, en la clave esculpida la fecha de 1830. En la parte anterior del edificio se erige un crucero, el fuste se embute en una base cilíndrica de dos cuerpos. Adosado a la iglesia se emplaza el camposanto. Tomamos una senda dirección este bordeada por muros de piedra seca, muros que en antaño tenían la finalidad de proteger los sembrados del paso del ganado, a fecha de hoy la mayor parte de estas fincas permanecen yermas, aunque son aprovechadas para pastos. Vadeamos el río Guatizalema por una pequeña pasarela, llegamos a la iglesia de San Pedro, se emplaza en un altozano, presenta un aspecto remozado, de planta rectangular, paredes de mampostería, en los esquinazos sillería, tejado de losas a dos aguas, puerta de acceso por el sur bajo arco de medio punto de pequeñas dovelas, al este el ábside semicircular, en el muro meridional en una de las ventanas esculpida una cruz y una fecha que nos parece leer 1590, en su interior en la vertiente oeste el coro. Consultamos el libro de José Luis Aramendía el románico en Aragón: “ Iglesia de inspiración románica. Ábside semicircular orientado al este que se cubre con bóveda de cuarto de esfera en mampostería”. Tomamos una senda que se dirige en trayectoria ascendente al santuario de San Urbez, en sus primeros tramos bordeada por muros de piedra seca, hacemos un inciso en nuestro caminar con la finalidad de observar una borda semiderruida, los muros de mampostería, puerta de acceso bajo arco rebajado, sobre él una ventana que se utilizaba para finalizar el llenado del recinto, alero para proteger la fachada de las humedades de las lluvia y de la nieve, otras bordas han sido restauradas y algunas transformadas en pequeñas viviendas. La senda va ascendiendo entre cajicos, buchos y algún pino, vamos disfrutando de la belleza del paisaje, por el sur la Sierra Guara con sus tonalidades verdes de los pinos que echan raíces hasta la línea en la cual la tierra se torna en estéril roca, las pedreras introducen las tonalidades grisáceas en el lienzo, también podemos contemplar los afilados crestones de Petreñales, esos pétreos estratos que se levantaron perdiendo su posición horizontal engalanando el paisaje. La senda transcurre por las inmediaciones de dos cruceros, el primero también embutido sobre base cilíndrica. Llegamos al santuario de San Urbez, un panel nos da información de la construcción así como de su historia, leemos: “Antiguo cenobio instituido probablemente por el propio San Urbez. El primer documento escrito que hace referencia al monasterio data del siglo X. Iglesia con planta de cruz latina de tres naves y dependencias anejas. La parte románica del crucero resalta al exterior por ocho plintones circulares sobre los que se asienta la estructura.”
También en la plaza hay un crucero, y una balsa en la cual tiene lugar la inmersión de sus reliquias con la finalidad de invocar la lluvia. Durante la guerra civil, el 17 de octubre de 1936 los restos del Santo fueron profanados, así nos lo recuerda una pequeña construcción indicando el lugar exacto. Al este se sitúa el voluminoso cajico de San Urbez, tiene una altura de 21,5 m, el diámetro en la base de su longevo tronco es de 2,64. Un reducido blanco rebaño de ovejas pasta sosegadamente en el verde prado colindante, nosotros tomamos rumbo norte con la intención de acercarnos a la cueva del Airal, donde se retiro durante algún tiempo San Urbez para orar en soledad , al oeste de esta senda queda la base de un crucero de planta circular, dicha senda en su primer tramo transcurre por las inmediaciones de una parcela en la cual para nuestra sorpresa un grupo de personas destacan por el vivo coloridos de sus vestimentas, hacen ejercicios de relajación que bien parece que podría ser tai-chi por los pausados movimientos que realizan , vamos ascendiendo entre pinos y buchos, en alguna zona la espesura crea zonas de penumbra y las rocas se envuelven en verde aterciopelado del musgo, pasamos por las proximidades de un crucero de planta circular, en unos 30 minutos arribamos a dicha cueva, se trata de un pequeño covacho en la vertiente sur de un estrato de roca, se aprecia que en alguna época del año brota de ella el agua, en su parte superior sobre sale una visera que parece que nos acerca un poco más al cielo azul, desde dicha visera se contempla un precioso paisaje. Consultamos el libro de Damián Iguacen Borau – Vida de San Urbez, sol de la montaña: “La peña es como una quilla que avanza hacia el sur, abierta a todos los vientos, de ahí su nombre Airal, es decir, aireada, del aire. Ayrial, la llamaban los antiguos”.
Volvemos por la misma senda andando sobre nuestros pasos hasta Nocito, antes de iniciar nuestro regreso tomamos la pista que baja paralela al río Guatizalema, con la intención de acercarnos hasta los restos del molino que quedan próximos al barranco de la Pillera. Dichos restos se emplazan en la orilla sur , engullidos por la frondosa vegetación, de planta rectangular, las maltrechas paredes de mampostería se han ido desmoronando con el paso del tiempo, el tejado debió ser de dos aguas, en su interior semienterrada se vislumbra una muela de arenisca, la bóveda del cárcavo de mampostería todavía se mantiene en pie. Citamos a Adolfo Castán-Lugares del Alto Aragón editado por el Diario del AltoAragón: “Tres molinos harineros pertenecientes a casa Ortas, el nuevo, cerca de la población, el segundo se reconvirtió en caseta, el tercero - molino Viejo - funcionó con aguas de la Pillera”.
Hemos llegado a las postrimerías de nuestra excursión, que mejor lugar para despedirnos que desde el barranco de la Pillera, contemplando sus cristalinas aguas que discurren por el pétreo cauce, escuchando su musicalidad bajo la batuta de los pequeños saltos, percibiendo la suave caricia de la brisa en nuestra tez, en esta ocasión literalmente al píe de la Sierra Guara, enclave desde el cual arrancan los estribos que amarran la Sierra por la vertiente norte.
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