Amanece
que no es poco, la tierra sigue girando inexorablemente entorno al dorado
astro rey, permitiendo que las semillas germinen y den frutos, coloreando
el paisaje tal que si fuese un pintor con pincel en mano delante del
lienzo con su nutrida paleta de colores.
El hombre, ese ser extraordinario en permanente evolución, poco
a poco fue dominado la tierra en algunas facetas, con sus avances, sus
logros, sus descubrimientos…… algunos de gran trascendencia
para la humanidad, que le han permitido avanzar, subir un peldaño
más en esa escalera que no tiene último escalón
o al menos no parece vislumbrarse. Ese animal racional como vagamente
recuerdo que se estudia en el colegio, aunque en ocasiones pierde esa
cordura al ser vencida por el instinto de supervivencia, de lucha, llevándole
a situaciones inverosímiles.
En nuestras excursiones por el campo hemos podido observar numerosas
reseñas de esa evolución, desde las pinturas rupestres
cuando vivía en los covachos, pasando por elementos defensivos,
atalayas, castillos, pozos de nieve, puentes, ermitas, tejerías,
hornos de cal, canalizaciones de agua, azudes y un largo etcétera,
poco a poco también ha ido modelando gran parte de la corteza
terrestre, con pistas, carreteras, campos de cultivo, poblaciones, embalses,
etc. Basta con que nos acerquemos
al museo de Huesca para contemplar entre sus muros un fragmento de la
historia de la existencia del hombre, de esa evolución. En esta
amplia exposición los primeros paneles versan sobre la prehistoria,
de cómo vivía el hombre en aquella época, siempre
me ha parecido fascinante el gran salto que ha experimentado el ser
humano desde la etapa en la cual vivía en covachos hasta nuestros
días. También hay varias vitrinas de las excavaciones
que se realizaron en la cueva de Chaves, lugar que me hubiera gustado
poder visitar, pero una valla a pesar de ser diáfana impide el
acceso, hecho que no termino de comprender como un lugar de interés
general se pueda limitar su acceso, la única explicación
que logro encontrar es que el hombre sigue evolucionando y hay leyes
que todavía no son correctas, conforme el ser humano vaya avanzando
las normas serán más lustrosas.
El hombre es un ser vivo que habita en la tierra, eso si gracias a su
inteligencia se impuso sobre el resto de especies, pero a pesar de ello
no escapa a las férreas leyes naturales: nace, crece, tiene descendencia,
se desarrolla como persona y pasa a mejor vida o dicho bruscamente,
con rudeza, de forma tosca, con toda aspereza y quizás crueldad,
como si fuese un precipicio en una llanura, mure, siendo a lo largo
de sucesivas generaciones cuando se va haciendo palpable su evolución.
En más de una
ocasión se le olvida que su labor tiene continuidad de forma
generacional, si que queda bien reflejado en las familias nobles y de
abolengo la transcendencia que supone el relevo generacional para poderle
dejar las posesiones materiales y que el heredero continúe defendiendo
el buen nombre del linaje. Pero el hombre absorto en su lucha diaria,
en su trajinar, muchas veces centrado en su egocentrismo y por que no
decirlo en su avaricia de poseer se le olvida que su existencia es efímera,
se reduce a 80 o 90 vueltas alrededor del astro rey. Si comparamos su
permanencia mundanal con la de algunos insectos que solamente viven
unos días, podemos afirmar que la vida del hombre es dilatada,
si usamos la escala de tiempo que rige la formación de los planetas
diremos que es insignificante. Pero allí esta inmerso en sus
quehaceres, ganándose su sustento, en los primeros años
de andadura tenía que dedicar gran parte de su tiempo a cazar
y recoger frutos para poder alimentarse, posteriormente se fue haciendo
sedentario empezó a cultivar la tierra a vivir de la ganadería
y de la agricultura, comenzó a tener posesiones, pero tenía
la necesidad de procurarse directamente su alimentación, a fecha
de hoy evidentemente no tiene que dedicar su jornada a cazar o a recolectar
frutos para poder alimentarse, pero sigue teniéndose que levantarse
a primera hora del día a toque del estridente sonido de despertador,
para ganar el elemento pecuniario que le permita adquirir los alimentos
y enseres necesarios para llevar una vida digna, aunque es indudable
que su calidad de vida ha mejorado, la sociedad del bien estar (no para
todos) entre comillas. El hombre de a pie ha mejorado en calidad de
vida pero a costa de tener un empleo u oficio que le ocupa la mayor
parte del tiempo del día. Con la salvedad de aquellos que fueron
acumulando posesiones que les proporcionan rentas gracias a las cuales
pueden vivir con holgura, o en otras ocasiones el tener alguna aptitud
destacable gracias a la cual consiguen una buena remuneración,
u otras circunstancias favorables, creándose de este modo las
clases sociales.
Pero el hombre a pesar de presumir de ser el único ser racional
siempre esta latente esa veta de instinto de supervivencia que le lleva
a la lucha. Sólo hay que mirar los libros de historia en los
cuales se relatan innumerables guerras. A nuestro alrededor destacan
multitud de construcciones defensivas, castillos, torres, atalayas,
aspilleras, matacanes, diseminados a lo largo de la geografía.
Aunque si que ha ido evolucionando en el tiempo, todavía le falta
mucho por madurar, innovar e inventar. Una sociedad en la cual en el
día a día es noticia la lucha armada, hambre, epidemias,
o incluso dentro de las sociedades desarrolladas, sólo tenemos
que mirar a nuestro alrededor siempre hay algún elemento del
mobiliario urbano que ha sido destruido, o conflictos que en ocasiones
termina sesgando la vida de algún mortal, o multitud de semejantes
que buscan cualquier vacío que deja la ley para llevar a cabo
prácticas poco ortodoxas sin importar lo más mínimo
que este bien o mal, ya que pronto se dieron cuenta que aquel que obra
de forma justa le cuesta más medrar. O el planeta en el que habitamos
en el cual las condiciones de vida se han visto degradadas por las acciones
del ser humano. La propias sociedades sus sistemas de valoración
en ocasiones son injustos o están descompensados, o lo que para
unos es blanco níveo para otros es negro azabache, o lo que para
unos es diáfano para otros es opaco, o lo que para unos está
a gran altitud para otros está sumido en las mayores profundidades,
dando lugar a situaciones que se escapan a lo racional llegándose
incluso a tambalearse los sistemas económicos que rigen las grandes
urbes.
También hay que recordar que la vida gira alrededor de la calida
lumbre que le proporciona el sol, el hecho de medir la vida de esta
estrella en millones de años no la hace perenne. Allí
esta el hombre que tiene que seguir mejorando sus leyes haciéndolas
más justas, madurando, investigando, inventando, para lograr
colonizar nuevos espacios que le permitan truncar esa dependencia directa
de la tierra, aunque parezca un tema de ciencia ficción, pero
el hombre es una especie más, que se impuso a las demás
por su inteligencia por su capacidad de raciocinio, ello no quiere decir
que la tierra le pertenezca, es él quien pertenece a la tierra.
Toda especie animal siempre busca su continuidad que no se extinga,
aunque este hecho pueda parecer imposible por la población actual
del planeta, lejos de querer ser catastrofista, el hombre es vulnerable
ya que a lo largo de la historia las condiciones climatológicas
han ido cambiando y con esos cambios hubo especies que desaparecieron.
Hasta ahora sus logros y sus invenciones le han permitido moverse por
tierra, agua y aire llegando a poner el pie incluso en la Luna. Pero
estas distancias a pesar de ser una hazaña la realidad es que
son mínimas si las comparamos con el Sistema Solar, la Vía
Láctea……..
Cuando salimos al campo en nuestras excursiones, quizás se percibe
desde otro punto de vista la vida del hombre, lejos de las construcciones,
lejos de las leyes que dicta unas veces con acierto y otras no tanto,
lejos de la tecnología, televisión, internet, vehículos,
comercios, etc, etc, y estando más cerca de esos covachos de
esos hombres que para vivir se tenían que levantar con las primeras
luces del alba para cazar y poder alimentarse, o no tan lejano de esas
reseñas de las economías de subsistencia, tener lo necesario
y todo era aprovechable. A la luz del sol y bajo la suave caricia de
la brisa matinal nos viene a la mente la grandeza del hombre su gran
capacidad, el gran camino que ha recorrido pero que todavía le
queda un buen trecho por recorrer, tiene que seguir investigando, innovando,
evolucionando, añadiendo eslabones a esa cadena que en su capacidad
evolutiva esta el que sea infinita y cada vez de mayor fortaleza y mayor
nobleza