EL HOMBRE Y SU PERMANENTE EVOLUCION
por J. Marino Seral

Amanece que no es poco, la tierra sigue girando inexorablemente entorno al dorado astro rey, permitiendo que las semillas germinen y den frutos, coloreando el paisaje tal que si fuese un pintor con pincel en mano delante del lienzo con su nutrida paleta de colores.
El hombre, ese ser extraordinario en permanente evolución, poco a poco fue dominado la tierra en algunas facetas, con sus avances, sus logros, sus descubrimientos…… algunos de gran trascendencia para la humanidad, que le han permitido avanzar, subir un peldaño más en esa escalera que no tiene último escalón o al menos no parece vislumbrarse. Ese animal racional como vagamente recuerdo que se estudia en el colegio, aunque en ocasiones pierde esa cordura al ser vencida por el instinto de supervivencia, de lucha, llevándole a situaciones inverosímiles.
En nuestras excursiones por el campo hemos podido observar numerosas reseñas de esa evolución, desde las pinturas rupestres cuando vivía en los covachos, pasando por elementos defensivos, atalayas, castillos, pozos de nieve, puentes, ermitas, tejerías, hornos de cal, canalizaciones de agua, azudes y un largo etcétera, poco a poco también ha ido modelando gran parte de la corteza terrestre, con pistas, carreteras, campos de cultivo, poblaciones, embalses, etc. Basta con que nos acerquemos al museo de Huesca para contemplar entre sus muros un fragmento de la historia de la existencia del hombre, de esa evolución. En esta amplia exposición los primeros paneles versan sobre la prehistoria, de cómo vivía el hombre en aquella época, siempre me ha parecido fascinante el gran salto que ha experimentado el ser humano desde la etapa en la cual vivía en covachos hasta nuestros días. También hay varias vitrinas de las excavaciones que se realizaron en la cueva de Chaves, lugar que me hubiera gustado poder visitar, pero una valla a pesar de ser diáfana impide el acceso, hecho que no termino de comprender como un lugar de interés general se pueda limitar su acceso, la única explicación que logro encontrar es que el hombre sigue evolucionando y hay leyes que todavía no son correctas, conforme el ser humano vaya avanzando las normas serán más lustrosas.
El hombre es un ser vivo que habita en la tierra, eso si gracias a su inteligencia se impuso sobre el resto de especies, pero a pesar de ello no escapa a las férreas leyes naturales: nace, crece, tiene descendencia, se desarrolla como persona y pasa a mejor vida o dicho bruscamente, con rudeza, de forma tosca, con toda aspereza y quizás crueldad, como si fuese un precipicio en una llanura, mure, siendo a lo largo de sucesivas generaciones cuando se va haciendo palpable su evolución. En más de una ocasión se le olvida que su labor tiene continuidad de forma generacional, si que queda bien reflejado en las familias nobles y de abolengo la transcendencia que supone el relevo generacional para poderle dejar las posesiones materiales y que el heredero continúe defendiendo el buen nombre del linaje. Pero el hombre absorto en su lucha diaria, en su trajinar, muchas veces centrado en su egocentrismo y por que no decirlo en su avaricia de poseer se le olvida que su existencia es efímera, se reduce a 80 o 90 vueltas alrededor del astro rey. Si comparamos su permanencia mundanal con la de algunos insectos que solamente viven unos días, podemos afirmar que la vida del hombre es dilatada, si usamos la escala de tiempo que rige la formación de los planetas diremos que es insignificante. Pero allí esta inmerso en sus quehaceres, ganándose su sustento, en los primeros años de andadura tenía que dedicar gran parte de su tiempo a cazar y recoger frutos para poder alimentarse, posteriormente se fue haciendo sedentario empezó a cultivar la tierra a vivir de la ganadería y de la agricultura, comenzó a tener posesiones, pero tenía la necesidad de procurarse directamente su alimentación, a fecha de hoy evidentemente no tiene que dedicar su jornada a cazar o a recolectar frutos para poder alimentarse, pero sigue teniéndose que levantarse a primera hora del día a toque del estridente sonido de despertador, para ganar el elemento pecuniario que le permita adquirir los alimentos y enseres necesarios para llevar una vida digna, aunque es indudable que su calidad de vida ha mejorado, la sociedad del bien estar (no para todos) entre comillas. El hombre de a pie ha mejorado en calidad de vida pero a costa de tener un empleo u oficio que le ocupa la mayor parte del tiempo del día. Con la salvedad de aquellos que fueron acumulando posesiones que les proporcionan rentas gracias a las cuales pueden vivir con holgura, o en otras ocasiones el tener alguna aptitud destacable gracias a la cual consiguen una buena remuneración, u otras circunstancias favorables, creándose de este modo las clases sociales.
Pero el hombre a pesar de presumir de ser el único ser racional siempre esta latente esa veta de instinto de supervivencia que le lleva a la lucha. Sólo hay que mirar los libros de historia en los cuales se relatan innumerables guerras. A nuestro alrededor destacan multitud de construcciones defensivas, castillos, torres, atalayas, aspilleras, matacanes, diseminados a lo largo de la geografía. Aunque si que ha ido evolucionando en el tiempo, todavía le falta mucho por madurar, innovar e inventar. Una sociedad en la cual en el día a día es noticia la lucha armada, hambre, epidemias, o incluso dentro de las sociedades desarrolladas, sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor siempre hay algún elemento del mobiliario urbano que ha sido destruido, o conflictos que en ocasiones termina sesgando la vida de algún mortal, o multitud de semejantes que buscan cualquier vacío que deja la ley para llevar a cabo prácticas poco ortodoxas sin importar lo más mínimo que este bien o mal, ya que pronto se dieron cuenta que aquel que obra de forma justa le cuesta más medrar. O el planeta en el que habitamos en el cual las condiciones de vida se han visto degradadas por las acciones del ser humano. La propias sociedades sus sistemas de valoración en ocasiones son injustos o están descompensados, o lo que para unos es blanco níveo para otros es negro azabache, o lo que para unos es diáfano para otros es opaco, o lo que para unos está a gran altitud para otros está sumido en las mayores profundidades, dando lugar a situaciones que se escapan a lo racional llegándose incluso a tambalearse los sistemas económicos que rigen las grandes urbes.
También hay que recordar que la vida gira alrededor de la calida lumbre que le proporciona el sol, el hecho de medir la vida de esta estrella en millones de años no la hace perenne. Allí esta el hombre que tiene que seguir mejorando sus leyes haciéndolas más justas, madurando, investigando, inventando, para lograr colonizar nuevos espacios que le permitan truncar esa dependencia directa de la tierra, aunque parezca un tema de ciencia ficción, pero el hombre es una especie más, que se impuso a las demás por su inteligencia por su capacidad de raciocinio, ello no quiere decir que la tierra le pertenezca, es él quien pertenece a la tierra. Toda especie animal siempre busca su continuidad que no se extinga, aunque este hecho pueda parecer imposible por la población actual del planeta, lejos de querer ser catastrofista, el hombre es vulnerable ya que a lo largo de la historia las condiciones climatológicas han ido cambiando y con esos cambios hubo especies que desaparecieron.
Hasta ahora sus logros y sus invenciones le han permitido moverse por tierra, agua y aire llegando a poner el pie incluso en la Luna. Pero estas distancias a pesar de ser una hazaña la realidad es que son mínimas si las comparamos con el Sistema Solar, la Vía Láctea……..
Cuando salimos al campo en nuestras excursiones, quizás se percibe desde otro punto de vista la vida del hombre, lejos de las construcciones, lejos de las leyes que dicta unas veces con acierto y otras no tanto, lejos de la tecnología, televisión, internet, vehículos, comercios, etc, etc, y estando más cerca de esos covachos de esos hombres que para vivir se tenían que levantar con las primeras luces del alba para cazar y poder alimentarse, o no tan lejano de esas reseñas de las economías de subsistencia, tener lo necesario y todo era aprovechable. A la luz del sol y bajo la suave caricia de la brisa matinal nos viene a la mente la grandeza del hombre su gran capacidad, el gran camino que ha recorrido pero que todavía le queda un buen trecho por recorrer, tiene que seguir investigando, innovando, evolucionando, añadiendo eslabones a esa cadena que en su capacidad evolutiva esta el que sea infinita y cada vez de mayor fortaleza y mayor nobleza

 
Artículo en prensa: pag1 - pag2
 
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ww.marianoseral.com j. Mariano Seral