DE HUESCA A BANASTÁS PASANDO POR LA ALBERCA DE CORTES
 


 
 
 
Con la llegada de la estación otoñal el lienzo adquiere un año más tonalidades calidas del dorado de la hoja caduca. Llegaba también pocos días después el inicio de la temporada de caza mayor, por la sierra se podía escuchar la algarabía de los canes cuando daban con el rastro de la presa, retumbaba el eco de los disparos de los cazadores en los macizos calizos y de conglomerado, hecho que limitaba nuestras andanzas ya que apreciábamos nuestra integridad física, motivo por el cual decidimos hacer una excursión por las proximidades de la ciudad de Huesca. Establecemos como punto de partida, la iglesia de San Miguel, un instructivo panel informativo anclado en el muro de sillería nos narra la historia de este edificio: “La iglesia fue mandada construir por el rey Alfonso I de Aragón, en 1110. Originalmente fue románica. Junto a esta iglesia, en 1623 se estableció, una comunidad de Carmelitas Calzadas, fundando el Monasterio de la Encarnación”..



   
Caminamos por el puente de San Miguel sobre el río Isuela, es obra del ingeniero de caminos Emilio Monterde, fue construido con hormigón armado. En la misma ribera del río tomamos el PR-HU 140, los primeros metros transcurren a orillas de dicho río,
 



   
 
tras unos 400 metros llegamos a un pequeño puente, un panel nos indica las fuentes de Marcelo por el PR-HU 146, interesante recorrido que transita entre vegetación de ribera, alternando tramos de pista con otros de senda, varias fuentes manan abundante agua engrosando el exiguo caudal del Isuela, el lugar esta acondicionado como merendero con varias mesas y bancos.



   
Nosotros seguimos por la pista dirección a la alberca de Cortés, andamos entre pequeños huertos, campos de cultivo de maíz, alfalfa, cereal, etc, que dan colorido al lienzo, una vez que dejamos atrás la autovía, tomamos el ramal de la derecha, entre la superficie agrícola se intercala algún que otro chalet y alguna explotación ganadera delatada por el reiterativo balido de las ovejas. El recorrido está bien balizado, coincidiendo con un tramo del Camino de Santiago, si que hay que matizar que la pista para circular con vehículo de tracción mecánica tiene algún que otro socavón, motivo por el cual un vecino reivindicando la mejora de este vial ha colocado un cartel que ha tenido el detalle de plastificarlo con la siguiente inscripción: “camino de sansocavon”. También en una de las huertas que ha sufrido algún hurto, el propietario da su saludo al ladrón con la siguiente inscripción: “Hola ladrón la cámara de vigila”. Tras varios kilómetros arribamos a la alberca de Cortés. En las proximidades se emplaza el molino de Cortés, al ser propiedad privada el edificio está vallado, a través de la diáfana verja nuestra mirada entra furtivamente para contemplar el muro de sillería que antecede al cubo, sobre este molino encontramos alguna fotografía en la siguiente página web: www.elve.net/mol/nl/cortes.htm. A mano izquierda varios sillares en la acequia permiten colocar las tajaderas para dirigir el agua sirviendo de partidero.
 



   
 

Una mesa de interpretación nos da información sobre esta obra hidráulica: “El origen de la alberca se remonta a finales del siglo XV, cuando la máxima autoridad de la Orden de San Juan de Jerusalén en la Corona de Aragón, ordenó su construcción al maestro Guillem Bertin, quien la acabó en 1501.” En uno de los sillares del brocal podemos leer esculpida la fecha de 1879 que según dicha mesa de interpretación corresponde a las reformas realizadas para integrarla en la red de regadíos dependientes del embalse de Arguís.
 
   
Consultamos la página web del patrimonio aragonés www.sipca.es “Su estructura se compone de 3 muros de contención dispuestos en forma de U. Están hechos con sillares dispuestos en talud suavemente escalonado. Los sillares del muro de cabecera, más pequeños, están dispuestos a tizón, según es habitual en las construcciones hidráulicas. La altura de este muro es de unos 4 metros”. Al oeste hay un pequeño azud de sillería bajo una gran higuera. Por la vertiente noroeste tiene lugar la entrada del elemento líquido en la alberca. Realizamos un recorrido por su perímetro, al haber sido un año de elevada pluviometría el vaso esta prácticamente lleno, una mesa de interpretación nos da información sobre las diferentes especies de aves, anfibios y reptiles que habitan en este humedal. Observamos varios grupos de patos surcando las calmadas aguas dejando tras de si una efímera estela. Varias personas aprovechando la soleada mañana se disponen a echar el anzuelo al agua. El parpar de los ánades se pierde en la lejanía.
   
Seguimos por la pista hasta que tomamos un desvío que se dirige a Banastás.
   
En pocos minutos llegamos a los restos de un crucero, una porción de la base cilíndrica del fuste se embute en la basa. Un cartel reza la siguiente inscripción: “arquitectura del Servicio Nacional de Regiones”..
   
Consultamos el libro de Adolfo Castán Lugares del Alto Aragón: “En Banastás todo es nuevo, reconstruido tras la Guerra Civil por Regiones Devastadas, predominando su seriada arquitectura. La iglesia dedicada a San Andrés”. .
   
Tras realizar un recorrido por sus calles tomamos rumbo sur hacia Chimillas, en pocos minutos arribamos a esta localidad, caminamos entre sus calles, la iglesia dedicada a San Jorge de los ss. XVII-XVIII construida con sillería y tapial, la torre de dos cuerpos de sillería y ladrillo, mientras tomamos algún retrato, los feligreses manteniendo una animada conversación salen de la parroquia ya que es día festivo. Consultamos de nuevo la página web www.sipca.es “Consta de una nave, dividida en 3 tramos, con cabecera recta no acusada en planta y 5 capillas laterales. La nave y cabecera están cubiertos con lunetos; las capillas laterales, con medio cañón”.
   
Nos detenemos para contemplar la fachada de casa Molera, zócalo de sillería, en la fachada se utilizo el ladrillo, consultamos la bibliografía citada anteriormente de Adolfo Castán: “ s. XVIII, una enorme mansión de corte somontano, despliega zócalo de sillería, ladrillo encima y retazos de tapial, portada adintelada sobre pilastras que lucen capitel corintio, hermosas balconadas, escudo de los Cebrian, y alero volado sobre canetes de madera”. Tomamos rumbo hacia la alberca con el objeto de iniciar nuestro regreso.
Las aguas del Isuela se vuelven a remansan en la alberca de Cortés,
aguas que son la savia que hace latir el corazón del humedal,
dando vida al lienzo,
lienzo que brilla a la luz del astro rey por el día y a la luz de la luna por la noche,
el ánade surca sus aguas difuminando los destellos solares tras su estela,
el crotorar de la cigüeña se vuelve a escuchar con la llegada del buen tiempo,
la brisa hace entonar una suave melodía a la vegetación.

Artículo en prensa
 
 
VOLVER

ww.marianoseral.com j. Mariano Seral