A DON JOSÉ MARÍA ASO
Tañen las campanas
un domingo más,
cánticos en la iglesia,
voces en alegre melodía,
entonan notas de melancolía,
entonan notas de nostalgia,
en un día de despedida,
se oculta la lágrima contenida,
tras la sonrisa emotiva.
Mirando en la memoria,
recordando tantos años en armonía,
suena a triste alegría,
sabiendo que sigue la mano tendida,
aunque en tus pueblos no celebres misa.
En la tez de tus feligreses una sonrisa,
como muestra de amistad,
como muestra de agradecimiento,
tras tantos años compartiendo sentimientos.
El buen pastor a su rebaño guía
por verdes veredas,
al igual que don José María
a sus feligreses aconseja.
Bebe el alma sedienta
de la pureza de su sabiduría.
Se reconforta el espíritu en su palabra.
Bondad emana su mirada,
valores humanos en su oratoria,
persona diáfana,
el camino del bien proclama.
Siempre con su gente,
cuando llega la nueva vida,
cuando emprende el último viaje
de ligero equipaje,
en la enfermedad y salud,
en la vejez y juventud.
Aferrado a la nobleza de la humildad,
siguiendo a Jesús y su palabra,
pensamiento altruista
de una persona sencilla.
Su palabra como la semilla
en tierra fecunda germina.
Al despedirnos hoy como los buenos amigos,
no te decimos el gélido adiós,
te decimos hasta la vista.

Por J. Mariano Seral

El pasado 8 de enero del 2.012 Don José María Aso, visiblemente emocionado se despidió de las gentes de sus pueblos. Pueblos en los cuales difundió la palabra del señor durante 37 años. Presentó al nuevo párroco al Padre Manuel.