Antiguamente
en una economía en muchos casos de subsistencia en la cual se
aprovechaban todos los recursos de los cuales se disponía, el
huerto de casa jugaba un papel importante en el aprovisionamiento de
alimentos como podían ser: verduras, legumbres, tubérculos,
etc.
Situados en el casco del pueblo en algunos casos contiguo a la vivienda
o en sus proximidades. Sus paredes de mampostería por lo general
irregular al igual que las hileras, cumplían varias funciones:
como delimitación de una propiedad, la protección frente
al paso del ganado, y en otros casos ejercía una función
de sustentación
de la tierra, en ese aprovechamiento del terreno una ladera con una
pared de mampuestos rellenada posteriormente con tierra se convertía
en una pequeña faja que sería un huerto. En algunas ocasiones
tenía puerta de entrada, con sus jambas (piedras laterales labradas)
y branquil (piedra parte inferior), dos mampuestos de tamaño
medio ligeramente retocados hacían las veces de bancos que servían
también para facilitar la carga de las caballerías.
Uno de los elementos imprescindibles era el pozo, el cual se excavaba
en la tierra y se revestía su interior de mampostería,
en algunos casos de una casi perfecta sillería, la mayor parte
contaban con escaleras construidas con losas de piedra ligeramente retocadas,
que llegaban prácticamente hasta el fondo, para su llenado había
un canal de entrada, en algunas ocasiones se utilizaba una piedra acanalada
que sobresalía unos centímetros hacia el interior de la
pared del pozo con el fin de preservarla de la acción erosiva
(imagen
izquierda), también contaba con un canal para evacuar el agua
al exterior cuando se llenaba. En invierno se llenaba con la lluvia
de los temporales y en verano con alguna tormenta, era necesario tener
la “aguadera” limpia de broza, cada cierto tiempo era necesario
limpiar el pozo, ya que el agua arrastraba lodos que se iban depositando
en el fondo.
Se buscaba orientación sur para que fuese cálido, para
poder tener verdura en el invierno.
Junto al pozo una “minglanera”, en algunos casos hacía
pareja con un “membrillero”. Como abono se utilizaba el
estiércol del ganado, era necesario "femar" bien el
huerto. Se plantaba, acelgas, pellas, ensaladas, escarola, habas, judías,
berenjenas, tomates, espinacas, alcachofas, cebollas, patatas, etc
Para regar se utilizaba el pozal, se iba echando agua a cada una de
las plantas. Era necesario picar el huerto a golpe de jadico antes de
plantar.
Sin lugar a duda eran productos ecológicos, productos de calidad,
a fecha de hoy surge una demanda de esos productos que se utilizan abonos
naturales, que no se utilizan herbicidas.