DIARIO DEL ALTOARAGÓN
28 de agosto del 2011
Por J. Mariano Seral
DE MORRANO A SAN MIGUEL DE FOCES PASANDO POR SIESO DE HUESCA
 

Hoy iniciamos nuestra andadura en tierras de Morrano, población a la cual se accede por la carretera A-1227. Siempre que arribamos a dicha localidad dedicamos unos minutos a la contemplación de la Iglesia de San Pedro de estilo románico, con su torre de ventanas geminadas y su cuerpo superior de ladrillo trazando geometrismos que le dan un bello aire mudéjar.
Tomamos rumbo sur por una pista que transita por la vertiente este del tozal de San Cristóbal, internándose entre dorados campos de cereal, verdes almendros y algún olivar, en el tozal de Castil de Moros destaca desde su posición altanera la ermita de Santa Quiteria. Dejaremos a mano izquierda la bonita localidad de San Román, la pista pasa a ser senda y baja entre monte bajo hasta el lecho del cauce del río Formiga. Unos metros más arriba se encuentra el azud de la Virgen del Río que ha sido restaurado recientemente. Dicho azud cruza el cauce sin curvatura y presenta un perfil escalonado con la finalidad de tener una mayor base y soportar los embates de las aguas cuando el río baja enfurecido, también se han colocado escaleras de madera en el talud este para poder descender al cauce y de este modo poder realizar una observación más detallada de esta construcción. Miramos en el plano y vemos que en la margen oeste se emplazan las ruinas de la ermita de la Virgen del Río, nos acercamos y sí que podemos observar entre la vegetación algún sillar. Cauce arriba se unen los ríos de Calcón y Formiga.
A pesar de estar a final de junio el río lleva cierto caudal de agua, por lo cual para vadearlo nos vemos obligados a descalzamos, continuamos por la pista que va ascendiendo dirección oeste, a mano izquierda apreciamos los restos de una construcción de tapial sillería y algún pilar también de sillería, así como la acequia que llevaba el agua hasta este lugar desde el azud, este edificio en sus tiempos fue una central eléctrica.
Dedicamos unos minutos a la geología, los estratos de arenisca que perdieron su posición horizontal se combinan con los de tierras arcillosas dando lugar a algún pequeño crestón rompiendo de este modo la horizontalidad de la estratificación. En pocos minutos llegamos a Sieso de Huesca, nos detenemos para contemplar una fuente con su abrevadero y lavadero, presenta un aspecto remozado. Leemos un pequeño panel informativo que la acompaña: “Aunque fue reconstruida en 1917, tal y como indica la fecha de su frontal, la fuente de Sieso existía ya mucho antes. Cuando tocó rehacerla se optó por un modelo de inspiración renacentista, con un arco rebajado sostenido por pilastras decoradas con una moldura saliente o imposta”.
Realizamos un breve recorrido por la población de Sieso destacando su arquitectura civil de siglo XVII-XIX, según el panel informativo que hay a la entrada del pueblo algunas casas siguen las directivas del renacimiento aragonés, como casa Laguarta, del siglo XVI, o casa San Román del siglo XVIII. Podemos admirar puertas bajo arco de medio punto de grandes dovelas, puertas adinteladas con bonitos motivos decorativos tanto en las jambas como en el dintel, zócalos de sillería, también podemos ver alguna pared de adobe. Destaca la iglesia dedicada a San Martín de estilo románico. Citamos a Adolfo Castán Lugares del Alto Aragón: “es obra románica del s. XII, muy modificada a lo largo de los ss XVI-XVII, una de las capillas fue comenzada por el maestro Pedro Barriach y terminada por Juan Valen en 1602”. Citamos a José Luis Aramendía – El románico en Aragón: “De planta románica, presenta numerosos añadidos de ladrillo y recrecimientos de muros. La puerta de acceso flanqueada por dos columnas platerescas que soportan un arquitrabe, sobre el cuál una hornacina contiene un Cristo”. En la torre destacan sus ventanas geminadas, así como su cuerpo superior de ladrillo con influencias mudéjares.
Tomamos rumbo oeste con la intención de acercarnos a la ermita de Nuestra Señora de los Olivares, la cual se emplaza en las proximidades del pueblo anexa al camposanto. Pronto damos con su ubicación al estar junto a varios verdes cipreses que se estiran buscando su permanente unión con el cielo. La ermita es de planta rectangular tejado de dos aguas, muros de buena sillería, cinco contrafuertes en el muro sur. Citamos de nuevo a Adolfo Castán: “con extraña cabecera tripartita de testero plano s XVI”. Citamos a Julio Alvira en un artículo que publico en el Diario del AltoAragón 28/05/06: “con arcos apuntados que nacen casi en el suelo. Manuel Benito la incluye en una serie de artículos que publicó sobre estos edificios, que encuadra como gótico primitivo rural”. En su entorno próximo el verde de los olivos y alguna reducida viña se conjugan con el dorado del rastrojo del cereal en el lenguaje visual del mosaico agrícola.
Tomamos una pista unos metros más al este con la finalidad de arribar a la Iglesia de San Miguel de Foces en Ibieca, la pista está en muy buenas condiciones los primeros tramos, el firme está engravillado, la ruta transcurre entre parcelas dedicadas al cultivo del cereal y pequeños tozales tapizados por el verde oscuro de las encinas, alguna de ellas destaca por su gran porte.
Durante el trayecto nos fijamos en varios estratos de roca arenisca, en uno de ellos se aprecian impresas las huellas de las rodadas de los carros, también nos llama la atención un sillar cúbico con una oquedad cilíndrica en su parte superior para encajar un fuste. Tras andar unos cuatro kilómetros y medio desde Sieso un panel direccional nos indica hacia el norte Ibieca, hacia el oeste Iglesia de San Miguel de Foces, sabedores que estamos en las cercanías de la Iglesia, nuestra ávida mirada busca en los alrededores, pero solamente vemos dorado del rastrojo y verde de las carrascas entre pequeños tozales, avanzamos unos metros más y nos tenemos que detener para admirar como aflora la majestuosidad del edificio de la Iglesia en el agreste campo, como si fuese un oasis en el desierto, en la distancia destaca el voluminoso conjunto amarrado por contrafuertes, nos acercamos hasta el enclave, observando sus muros de buena sillería con sus arcos apuntados cegados, la puerta de entrada bajo arco de medio punto con sus arquivoltas y tímpano. Varias mesas de interpretación nos dan abundante información, citamos a continuación algunos fragmentos: “Son destacables sus pinturas murales de estilo gótico. Templo dedicado al arcángel San Miguel, construido en la época de transición del románico al gótico, fue fundado por Don Ximeno de Foces en 1249 como panteón familiar. La iglesia presenta una planta de cruz latina”. También hay un panel informativo que nos habla sobre las excavaciones arqueológicas que se llevaron a cabo en julio de 2005 y en febrero y marzo de 2006. Otro panel recoge las numerosas firmas de los canteros que podemos ver grabadas en los sillares. Dedicamos unos minutos más a contemplar el edificio y regresamos.
Entre dorado cereal,/
entre tozal y tozal,/
se erige una construcción colosal,/
la Iglesia de Foces se denomina,/
sus muros de recio sillar,/
canes decorados,/
arcos adornados,/
capiteles historiados,/
de severos animales,/
de fríos vegetales,/
en su interior murales,/
ángeles y santos,/
Jesús crucificado,/
entre el sepulcro,/
pintó el pincel con trazo pulcro./
En su interior se escucha una melodía,/
cantan los moradores de Ibieca con alegría,/
en sus corazones notas de melancolía./
En la tarde mortecina,/
destaca la sillería,/
entre la dorada espiga,/
en medio de la campiña,/
entre los cárdenos arreboles,/
entre largas sombras de los árboles./

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